Para muchos, el perfeccionismo se considera una virtud. Debido a nuestra historia, tenemos un chip profundamente incrustado en nuestra cabeza que nos dice que debemos trabajar más duro que nadie para lograr algo. Aunque este deseo de mejorar puede ser un rasgo positivo, también puede conducir a conductas poco saludables.
Para las mujeres, la presión por ser perfectas puede ser particularmente intensa.
Aunque las organizaciones están haciendo grandes esfuerzos para cerrar la brecha de género en puestos de liderazgo, lo cierto es que las mujeres todavía tienen algunos obstáculos que afrontar para poder crecer, ser reconocidas y triunfar en el mundo empresarial. El desafío es enorme, pero aunque algunos obstáculos son externos, el más importante viene del interior.
Hoy en día, muchos de nosotros enfrentamos estereotipos y discriminación en el lugar de trabajo, lo que resulta en una necesidad constante de demostrar nuestro valor. Como resultado, nos sentimos obligados a ser profesionales ejemplares y trabajar el doble de duro para que nos tomen en serio, ascender en la escala corporativa y alcanzar el éxito. Esta presión constante acaba resultando muy agotadora.
Para romper el paradigma, necesitamos entender de dónde viene todo este comportamiento. Una vez identificados podemos empezar a repensar todas nuestras creencias y fortalecer nuestra mentalidad para avanzar progresivamente en nuestra vida personal y profesional.
La cultura influye en las mujeres de hoy
Para muchos, el perfeccionismo se considera una virtud. Debido a nuestra historia, tenemos un chip profundamente incrustado en nuestra cabeza que nos dice que debemos trabajar más duro que nadie para lograr algo. Aunque este deseo de mejorar puede ser un rasgo positivo, también puede conducir a conductas poco saludables.
Es común que los padres enseñen a sus hijos a ser lo mejor que puedan ser, a poner todo su empeño en sacar las mejores notas y a cumplir una lista de requisitos sociales.
Cuando se trata de niñas y mujeres jóvenes, la demanda es mayor. Una investigación realizada por Girlguiding UK reveló que una cuarta parte de las niñas de entre 7 y 10 años sentían la necesidad de ser perfectas. Este deseo parece influir en el pensamiento desde una edad temprana.
A medida que crecemos, aprendemos a esforzarnos por alcanzar la excelencia y nunca nos conformamos con menos que eso. No sólo tenemos que ser las mejores alumnas, ser educadas y portarnos bien, sino que también tenemos que sentarnos como “damas”, vestirnos bien para cada ocasión, ser buenas hijas, buenas hermanas, buenas madres, complacer a todos y no levantar cejas. . voz.
Esta lista de requisitos les da a las niñas la sensación de que si fallan en al menos uno de ellos, no son lo suficientemente buenas. Una chica que cree que debe ser impecable o producir un trabajo perfecto en todo momento, claramente será muy infeliz, ya que le resultará imposible alcanzar sus objetivos.
Cómo romper el paradigma
Reconocer los efectos negativos del perfeccionismo
El primer paso para romper con la cultura del perfeccionismo es reconocer los rasgos negativos que tiene en nuestras vidas. El perfeccionismo puede llevarnos al miedo al fracaso, lo que nos impide correr riesgos y buscar nuevas oportunidades. También puede causar ansiedad y agotamiento.
En lugar de esforzarse por alcanzar niveles increíblemente altos, es clave centrarse en el progreso. Las mujeres debemos aprender a aceptar nuestras imperfecciones y ver los errores como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Al reconocerlos, podemos cambiar nuestra forma de pensar y abordar el trabajo y la vida con una perspectiva más saludable.
Establecer metas y expectativas realistas.
Las mujeres debemos fijarnos objetivos ambiciosos pero alcanzables, en lugar de fijarnos estándares imposibles. Es fundamental asegurarse de que los objetivos sean alcanzables y tener un plan claro para alcanzarlos. Esto ayudará a evitar la presión de sentir que tenemos que ser perfectos todo el tiempo.
Celebrar los logros
Debemos tomarnos el tiempo para celebrar cuando se ha logrado algún logro, por pequeño que parezca.
Es importante recordar que si te fijas objetivos realistas, será más fácil alcanzar el éxito. Cada paso es un avance en nuestras carreras, una nueva oportunidad de reconocer el trabajo duro y todo el progreso que hemos logrado hacia nuestras metas.
Practica la autocompasión
Las mujeres debemos aprender a ser amables y compasivas con nosotras mismas, tratándonos con comprensión y paciencia en lugar de con duras críticas. Está bien si algo no ha funcionado como queríamos, tenemos otra oportunidad de mejorarlo.
Debemos romper este ciclo de autocrítica. Como dice la gente, "trátate como tratarías a alguien que amas".
Encuentra apoyo
No estamos solos. Buscar el apoyo de los demás puede ser una forma útil de mantener una perspectiva saludable. Ya sean amigos, familiares o compañeros de trabajo, compartir con ellos los retos a los que nos enfrentamos o cómo nos sentimos en ese momento es de gran ayuda. Comparte también nuestras metas y experiencias laborales, nunca se sabe quién puede ayudarnos a alcanzarlas o animarnos a seguir trabajando para lograrlas.
Además, buscar la orientación de un coach o mentor puede ser muy beneficioso para superar cualquier dificultad que enfrentemos.
Reflexiones
Como mujeres, a menudo nos enfrentamos a la presión de ser perfectas en todos los aspectos de nuestras vidas. Esta presión puede provenir de nuestras familias, nuestra cultura e incluso nuestros lugares de trabajo; Y si bien luchar por la excelencia puede ser beneficioso, cuando se convierte en un comportamiento poco saludable, tiene consecuencias negativas como el agotamiento, el síndrome del impostor y el miedo al fracaso.
Al mantener ideales inalcanzables, terminamos desmotivados, nunca nos sentiremos lo suficientemente bien y nos perderemos la oportunidad de experimentar la alegría del logro.
Por eso, romper con la cultura del perfeccionismo es fundamental para alcanzar el éxito. Las mujeres podemos alcanzar nuestros objetivos sin sacrificar nuestro bienestar.
Si eres una mujer de propósito, pero sientes que el perfeccionismo te impide alcanzar tus metas, hay una manera de hacerlo sin sacrificar tu bienestar y desarrollando una mejor relación contigo misma. Únete a mi programa y sal de esa trampa que sabotea tu crecimiento.
La versión original de esta publicación apareció en Mujeres Líderes